A veces tenemos la impresión de que las cosas que vivimos son de lo más novedoso, como es el caso de el fangirleo a los actores asiáticos... Pero en realidad, este fenómeno no tiene nada de novedoso, porque durante un periodo muy concreto del cine mudo, hubo un actor japonés que las volvió a todas locas.
Un hombre que además de no aplicar las técnicas occidentales en sus actuaciones, tenía algo que hasta ese momento se desconocía, fotogenia. Sessue Hayakawa (nombre real Kintarō Hayakawa) sabía muy bien cómo colocarse frente a la cámara y cómo sacarle el máximo partido a cada toma. Esto lo convirtió en un "matinée idol", uno de los actores favoritos de las mujeres, que acudían en masa a ver sus películas.
A pesar de ello, víctima del racismo y la intolerancia, sus personajes por muy heroicos que fueran, nunca se podían quedar con la chica protagonista.
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